Imparable. Lali Espósito es un huracán que no para un segundo. Su increíble carrera está en un nuevo punto altísimo, donde se unen todas sus múltiples facetas casi al mismo tiempo.El 13 de septiembre, por ejemplo, se estrena la película Acusada, donde es protagonista y comparte elenco con Leo Sbaraglia, Inés Estévez, Daniel Fanego y Gael Gacía Bernal. Antes, en agosto, salió su álbum Brava, que tuvo hit singles como “Una na”, “Tu novia” y “100 grados”. Y ya arrancó su Brava Tour en el Luna Park. Como si eso fuera poco, a principios de año sorprendió con su participación en la serie Sandro de América, en pleno inicio del Mundial lanzó para Spotify una versión de “Y dale alegría a mi corazón”, y se anuncia para este segundo semestre el estreno del primer talent show de Fox Latam, donde participa junto a Diego Torres y Wisin. También hay su sumar su participación en el homenaje a Federico Moura en La Plata, y colaboraciones junto a Abraham Mateo, Mau & Ricky y CD9, entre otros. Imparable, pues, el torbellino Lali despliega todo su talento una vez más. Y con más fuerza que nunca.
El personaje de la película “Acusada” es muy difícil: una chica acusada de matar a su mejor amiga.
Si. Fue ir a un universo que no toqué ni de oído. No sólo que no te haya pasado, porque sería teatro verdad y es una cagada actuar eso, sino que tampoco tuve ninguna historia cerca con ese nivel de complejidad emocional. Así que de verdad era un universo muy ajeno y fue un laburo enorme de meses previos al rodaje, de mucha juntada y charlas.
Cuándo fue el casting?
Filmamos entre julio y octubre del año pasado. A fines de febrero había hecho el casting y a la semana siguiente empecé a laburar con el director. Fueron muchas juntadas a solas con Gonzalo Tobal, después se sumó Leo Sbaraglia a muchos ensayos, y también Inés Estevez y Daniel Fanego. Fue super interesante para mí, con mucho aprendizaje.
Cuál fue tu escena más difícil, el reportaje con Gael García Bernal?
Esa escena era compleja porque antes del montaje duraba 25 minutos, sin parar de hablar. El día que rodamos era eterna, porque había una cantidad de letra tremenda y había que hacerlo como si fuera un programa en vivo. Fue intenso.
Cómo comparás este rodaje con otras experiencias anteriores?
Hay algo que a mí siempre me hace ruido, que es esto de decir que el drama es más difícil que la comedia. ¡La comedia es dificilísima! La gente cree que es más relajado porque estás haciendo reir, pero es muy difícil hacer reir sin hacerse el gracioso. Mi película anterior fue “Permitidos”, de Wino (Ariel Winograd) y con Piro (Martín Piroyansky), y esa era una directiva todo el tiempo. Lograr esos colores también es un laburo de mucho ensayo y encontrar cómo te queda el texto. No hago entonces la comparación entre drama y comedia, sino en cuanto a la intensidad de ensayo y laburo. En un punto, uno encara al drama o a la comedia con el mismo compromiso.
Te cuesta encontrar los tiempos y ordenar el cronograma para hacer todo? Ahora se estrena la peli, sale el disco nuevo y comienza la gira.
¡Es un tema, porque soy yo con mi metro cincuenta nomás para todo! El equipo labura bárbaro, pero la cuestión es que ahora hay que hacer prensa de la peli, prensa del disco, prensa de los shows y prensa del programa de Fox, “Talent show”. Entonces se reunieron 14 personas para decir qué necesitaban de mí… y después hay que ordenarlo. Así que pasan esas cosas. De todas formas, no me abrumo y creo que me aburriría si no tuviera este ritmo. Soy muy laburadora y me gusta estar todo el día ocupándome de una cosa y pasar de una cosa a la otra.
Contame cómo fue lo de Fox.
Fue un alto trío, con Diego Torres y Wisin. Se armó un grupo perfecto. No se trata de juzgar ni es una competencia ruda donde es un drama cuando alguno se va. Ni siquiera nos llamamos “jurado” sino “directores”, justamente para sacarnos ese mote de juzgar. Ninguno de nosotros baja línea y hay buena vibra. Ellos dos tienen muchísima experiencia, y sin embargo me dan lugar a mí para que dé mi opinión. A diferencia de otros talent shows, este habla de los conflictos internos y las historias de vida y cosas que a esa gente no le permitió nunca cantar o dedicarse al canto o animarse a cantar en público. Hay gente que se presentó al casting que no cantó frente a un hermano ni un amigo. Hay historias de superación, gente que pasó enfermedades tremendas y que después decidió disfrutar la vida y cantar porque es lo que siempre quiso hacer. Hay un chico de una familia extremadamente católica, donde en la casa sólo se puede escuchar música cristiana, y el pibe se presentó sin permiso de nadie. Hay historias muy espectaculares.
Cuándo grabaste tu versión de “Y dale alegría a tu corazón”, que salió para el Mundial?
En el medio de todo eso, un día que dijimos “Esta mañana es para grabar eso”. Hubo un equipo tremendo de Spotify, con un inglés que tenía super claro lo que quería y a la vez estaba abierto a lo que surgiera. Primero nos propusieron otra canción, y nosotros sugerimos este tema. Fue espectacular. Fue una linda experiencia hacer algo así y que Spotify haya pensado en mí como artista argentino para representar a nuestro país en esa playlist. Lo hice con mucho respeto y cariño. Nunca le pregunté a Fito qué le pareció, pero ya vamos a conseguir la declaración.
Ya no me alcanza el calendario… ¿y cuándo preparaste la versión de “Luna de miel en la mano” para el homenaje a Federico Moura?
Juanchi Baleiron me escribió para invitarme a hacerlo, y tengo buena onda con él. Me cae muy bien. Siempre hace buenos comentarios sobre mi música cuando sale algo. Es como una especie de coach espiritual que de algún modo siempre me acompaña. Me llamó dos meses antes del concierto, cuando estaban comenzando a organizarlo. Yo había elegido otro tema que estaba tomado, así que me sugirió “Luna de miel” y acepté, obvio, porque es un temazo. Me sentí cómoda porque si bien Virus es una banda de rock, tiene una onda pop enorme. Fue muy divertido hacerlo y me sentí en mi salsa. Estuvo bueno el show y lindo el evento, con un frío de cagarse.
Tenés muchas colaboraciones hechas con otros artistas, ¿Cómo surgieron y cuándo las fuiste grabando?
Eso es un proceso que empieza bastante antes de que empiece el caos de la agenda. La última es la de Ana Mena y CD9, que se dio bastante rápido porque me invitaron a estar en el remix de la canción “Prohibido” y yo grabé mi parte acá, la mandé, les gustó y después hice un viaje a México para hacer el videoclip con ellos. Agendas locas, porque yo venía de estar en Hong Kong con Marley, pero con ganas se hace todo. CD9 está creciendo un montón y los pibes son enormes en México, donde hacen dos Auditorios como si nada. De hecho canté con ellos y con Ana Mena en un Auditorio Nacional llenísimo. ¡Yo era la más grande del grupo!
Cómo fuiste armando tu nuevo álbum Brava? La pre-producción debe haber comenzado hace un año atrás.
Sí, por lo menos. Yo te diría que terminando el anterior ya estábamos pensando en las canciones nuevas. De hecho hay canciones que surgieron hace tiempo y decíamos “Dejémoslas para el próximo”, así que a la hora de encararlas ya hay una idea previa. Mucho va surgiendo sobre la marcha, en esa etapa primordial de estar medio al pedo en el estudio, sin importar que tenés una agenda complicada. Mi equipo de productores y músicos es el de siempre: 3Música, o sea Luis Burgio, Nano Novello y Peter Akselrad. A diferencia de los dos discos anteriores, me abrí más a propuestas de compositores de afuera, algo que ya venía pasando porque los singles fuera de los discos tenían eso, por ejemplo “Una na” y “100 grados”, que luego quedaron en este disco. En algunos casos me trajeron la propuesta y en otros casos fui yo. “Una na” fue trabajado con Andy Clay, un compositor cubano que conocí en Miami y con el que nos juntamos y luego la seguimos mandándonos material a distancia. Con los “featuring” es más difícil porque son agendas complicadas de todos, hay que tener paciencia y es fundamental hablar artista con artista, más allá del mundillo de los productores. Con todos tuve mucho trato personal, charlas y buena onda en serio, que luego se nota en las canciones.
También estruviste cantando en los premios Martín Fierro, desde la terraza del Hotel Alvear Icon.
¡Nunca pasé tanto frío en mi vida y la pasé mal en el post porque me enfermé mucho después! Eso lo ensayamos en la terraza recién la noche anterior, con la banda y las bailarinas. Salió bárbaro y fue alta producción. Y más allá de que hayan pensado en mí, celebré mucho que en un premio nuestro como los Martín Fierro hayamos podido elevar la vara y hacer algo diferente a lo habitual. Tiramos muchísimas ideas y nos quedamos con la de la terraza.
Al final de esa actuación, mostraste el pañuelo verde.
Sí. Surgió el día anterior, cuando se me abrió la cabeza y me pareció una oportunidad perfecta, con un buen timing. Le pedí un pañuelo a Dolores Fonzi porque yo había perdido el mío, y lo hice. Es un tema donde hay todo un grupo de gente que está en contra y que hay que respetar, aunque humildemente creo que nunca entendieron lo que se está discutiendo.
Cómo preparaste la Brava Tour?
Arrancarmos en el Luna Park, craneando ideas para entregar algo nuevo. Estaba muy entusiasmada y un toque cagada, porque la puesta es bastante ambiciosa. En cuando a luz e ideas, es muy teatral y esa es una diferencia con los shows anteriores. La banda va a estar enorme porque agregué percusionista y vientos, que nunca tuve antes.
Viste algo de la serie de Luis Miguel? ¿Cómo lo comparás con tu historia?
Vi la serie y dije “¡¡Cómo zafé!!”. Yo agradezco todos los días los padres que me tocaron. No solo me acompañaron de una manera muy sana siempre, sino que siempre me pusieron a mí por encima de mi éxito y trabajo. Encima, en un mundo tan duro como es el de la televisión, donde hay mucha exigencia de horas. Cuando yo arranqué no existía la ley para los niños actores, o sea que se laburaba 14 horas, igual que los adultos. Recién de grande me di cuenta lo que había entregado por estar todo el tiempo haciendo eso. Así que agradezco todo… también mis hermanos y mis amigos, gente que te dice la verdad y hubieran sido los primeros en pararme el carro si me iba a la mierda. Tuve suerte.
Por Marcelo Fernández Bitar