La película “Soledad” es el debut de Agustina Macri en un largometraje. Antes había hecho documentales como “Carnacalipsis” (con Francis Mallmann) y trabajado como asistente de producción con Oliver Stone en “Snowden”, sumando más de diez años de carrera en el mundo del cine. Su opera prima está inspirada en el libro de Martín Caparrós, “Amor y Anarquía.La vida urgente de Soledad Rosas (1974 – 1998)”, y es el resultado de tres años de trabajo intenso. “Todo comenzó -cuenta Agustina– en el 2015, cuando ya venía con la idea de hacer mi primer largometraje de ficción, después de estar más metida en el mundo del documental, y alguien de la industria me aconsejó que un libro sería una buena herramienta sobre el cual apoyarme y arrancar desde ahí el proceso. Así que tenía la idea en la cabeza de que apareciera eso, y cuando fui a trabajar a Alemania para la película de Snowden de Oliver Stone me pasaba muchas horas sola en un cuartito, leyendo mientras afuera nevaba y hacía muchísimo frío. Ahí me vino a visitar una amiga y me trajo el libro de Caparrós, que me leí y ya desde la descripción de las primeras páginas me pareció muy visual y muy cinematográfico. No pude parar de leerlo, engancharme con la historia y comenzar a escribir un primer guión largo de 140 páginas. Ahí arancó el viaje”.
Y cómo siguió?
Fue un trabajo de guión muy exhaustivo, porque en eso me puse bastante rigurosa. Por todo lo que fui aprendiendo de otros, viviendo y experimentando, entiendo que el guión es algo a lo cual hay que ponerle mucha energía y trabajarlo mucho, para salir a la cancha cuando realmente estás muy segura que funciona, más allá de que en el rodaje empiecen a jugar otros elementos. El guión sí o sí tiene que ser una basa sobre la cual te puedas sostener muy firmemente. Cuanto más sólido sea, más vas a poder jugar después. De ese primer guión a la versión final pasó un año de laburar sola, y después me ayudó Rodrigo Vila, mi productor argentino, a descartar situaciones que estabn en el libro pero que tal vez no eran tan importantes para contar. Y con la experiencia junto a Oliver pude conocer a Rob Wilson, que es como su mano derecha, y me fui a trabajar con él a Los Angeles en enero de 2016, y luego él vino acá. Después sentí que me faltaba un componente más latino y empecé a ir a Italia y quedarme más tiempo ahí, donde comencé a trabajar con Paolo Logli, que fue con quien trabajé hasta el final e hicimos unas nueve versiones del guión. También existe en Italia un libro que es la otra versión de la historia, que se llama “Le scarpe dei suicidi”, escrita por un anarquista, así que entre los dos nos complementamos y fue un proceso espectacular de escribir creativamente junto a otra persona. Ya en el rodaje empieza otro proceso, que es lograr que el actor se sienta cómodo con el texto y que lo que diga suene verdadero. Trabajé mucho con Vera y con Giulio desde diferentes lugares, y fue muy interesante lo que cada uno hizo con su personaje y cómo los encarnaron. Giulio se hizo vegano y dejó de dormir ocho horas, como Edoardo. En octubre del año pasado nos encontramos los tres en Torino y para mí fue una herramienta espectacular trabajar con esos cuerpos y esas almas. Fue un flash total.
O sea que después del proceso del guión no tenías toda la película fija en la cabeza, sino que estuviste abierta a otros aportes, como los actores o lo que pasaba en las locaciones.
Exacto. Y no laburé con storyboard pero sí con referencias a películas míticas y tipos de planos. En eso me ayudó mucho mi hermano (Fran), que estuvo conmigo en todo el proceso de la película y fue un gran compañero. Había escenas que tenía en la cabeza desde el momento que las escribí, como el momento en que ella se entera que Edoardo está muerto, peor todo cambiaba todo el tiempo, por cosas que me pasaron, como tener que cambiar de ciudad. También trabajé mucho con el director de arte italiano y la vestuarista, además de consultar referencias reales, archivos de la RAI para reconstruir ambientes. También con Dany Ortega todo el tema de los tonos y los colores, la fotografía, la frialdad y el uso de la cámara en las diferentes etapas. En las escenas en Argentina apunté más a cenitales para mostrar la soledad y que se sentía como aplastada en su casa, hasta llegar a esa liberación que significó llegar a Italia. Hay cámara en mano, libertad, desorden y planos hasta un poco desprolijos, hasta entrar a ese tubo en que quería meter al espectador desde que ella se entera que Edo está muerto. Es un viaje cada vez más solitario, y la cámara se va volviendo más prolija y contemplativa, con planos más largos y secuencias más oníricas. Laburo mucho técnicamente, que es lo que me gusta, pero haciendo esta película descubrí que hay mucha humanidad en el proceso.
Cuál escena recordás como la más difícil?
Las escenas más difíciles terminaron siendo las que parecían más fáciles. Vera la rompe y de una manera muy emocionante, porque lo hizo desde un lugar de compromiso y respeto y amor. Dramáticamente, me hizo muy fácil las escenas difíciles. Terminó trabajando mejor en italiano y en esas escenas que eran como una caja de Pandora donde podía pasar cualquier cosa cuando yo dijera “¡Acción!”. Yo busqué en ella esa espontaneidad también. Busqué hasta último momento darle toda la libertad para que ella pudiera sacar lo que tenía dentro, desde lo más visceral. Y después hacía escenas más descriptivas que necesitábamos, que tenían que ver con el mundo en Argentina, y esas nos costaron un montón.
Cómo surgió la idea que cante Vera al final, con los créditos?
Había una escena en el medio, donde ella cantaba una canción de Sumo, pero no la puse porque nos dimos cuenta que parecía Vera y no Soledad. Y yo siempre quise que cantara, porque ella es una artista 100 x 100, más que una actriz. Pero al final logramos que cantara esa canción, que es espectacular. La película tiene un costado musical importante.
Cómo la ves ahora a la película, a meses de haberla terminado?
Hace bastante que no la veo, y creo que inconcientemente siempre hay un poquito de miedo que quieras cambiar algo. Justamente hoy a la tarde tengo un chequeo técnico de la copia que va a ir a cines, así que va a ser la primera que la vea después de mucho tiempo. Tengo una resistencia a verla, porque es un esfuerzo emocional muy grande y una mezcla de sensaciones. Pero estoy feliz con el resultado y feliz con lo que sucedió alrededor de la peli. Creo que más allá de todo lo que pueda decirte técnicamente, fue una experiencia muy emocional y humana que para mí quedó plasmada como queda, y de alguna manera a mí me toca ser como el canal de todo eso, sin sobreimprimirle más cosas y simplemente dar curso y plasmar a un montón de cosas energéticas que sucedieron en el proceso, en el trabajo con Vera y por supuesto con el resto de los actores, pero más que nada con ella, por el hecho de ser una historia real. Siento que si ahora me pongo a revolotear y cambiar algo en la película le estaría quitando espontaneidad al proceso.
VERA SPINETTA REMIX
A los 18 años comenzó a trabajar en cine y televisión, en paralelo a de su pasión por la música. Ahora, nueve años después, tiene su primer papel protagónico en “Soledad”, la película de Agustina Macri sobre la vida de la militante anarquista María Soledad Rosas, una argentina de 23 años que se convirtió en un ícono del movimiento anarquista italiano.
Cuándo fue el casting?
En julio de 2016, hace dos años. Me llamó Tommy Pashkus, mi representante, que me contó que querían hacerme un casting y dije que sí de inmediato. Yo ya venía conectada con Sole porque había leído una nota y me había puesto a investigar por Internet sobre su historia.
O sea que primero filmaste las escenas donde estás rapada?
Sí. De hecho, la primera escena que filmamos fue la rapada, para poder saltar en el tiempo. En Italia filmamos en Turín, pero después nos fuimos a Génova debido a un conflicto con los anarquistas, que estabn en contra de que se contar la historia de Sole y Edo.
Cómo fue el armado de tu personaje?
¡Fue todo un proceso! En un principio empecé con mi coach de acá, que es Francisca Ure, desgranando de manera muy miniciosa cada cosa del texto, identificando los momentos claves y los quiebres del personaje, al mismo tiempo que iba estudiando italiano. Después, a Italia llegué quince días antes de filmar y tenía una coach italiana, Tatiana Lepore, que vivió esa época de los anarquistas y además hace el personaje de la guardia de seguridad.
Lo ves como una historia de amor, una historia de transformación personal o ambas cosas?
Es un poco de todo eso. Es una historia real que tiene todas las aristas del ser humano: el amor, el compromiso, la libertad, la lucha, la militancia y los ideales. Hay mucho, y me parece que en la peli intentamos contar un poco todo ese mundo. Lo viví con mucha libertad, y Agustina me dio las herramientas y la posibilidad de buscar, probar y flashear.
Cómo viste vos esa transformación de Sole, una chica de Buenos Aires que sale del colegio, viaja Europa y descubre toda una libertad junto a los anarquistas italianos?
En un punto es una transformación abismal, porque es estar ahí, al borde de una caída de liberación, tomando decisiones muy fuertes que ella sintió muy genuinamente. Tal ve en una primera instancia es más inocente, hasta que se da cuenta que ella empatiza realmente con todo eso. Después te vas dando cuenta de su crecimiento y cómo empieza a decidir qué hacer con su vida.
Cómo es el recuerdo de ella en Italia, entre los anarquistas?
¡La aman, es un ícono! El movimiento anarquista en Turín está vivo todavía, y ella representa un momento en que estab muy fuerte. Ella y Edo marcaron un antes y un después.
Debe haber sido genial filmar allá, sin volver a casa la noche, fuera de toda rutina.
Fue ir por primera vez a Europa, y terminamos de rebote en un lugar muy cerca de donde vivía mi bisabuelo. Y con el equipo se armó toda una cosa comunitaria. No había nada que nos llevara para otro lado. Mi hija Eloísa fue un mes en el medio de los dos meses de rodaje, o sea que estuve quince días sin ella, un mes con ella y al final otros 15 días sin ella. Fue con una gran amiga mía que es como su tía.
Hubo alguna escena que hoy recordás como la más difícil?
De eso no me acuerdo tanto, pero sí de las más intensas a nivel emocional, que como actriz es un regalo poder hacerlas. Es el sueño de una actriz poder interpretar papeles así. Creo que la escena de la morgue fue muy fuerte y también disfruté mucho -aunque estaba quebrada- las partes en el auditorio con la jueza. Y el final fue muy zarpado, cuando él aparece y ella decide su final. Ahí se paró el mundo para mí, porque yo venía muy conecta con ella y en un punto ya no era yo, porque estaba totalmente sumergida en eso y en ese momento sentí en el cuerpo la decisión de quitarme la vida. Estábamos todos quebrados, las cincuenta personas del equipo, porque pasó algo muy verdadero. De hecho, en el guión el final era otro, con una escena más, pero nada podía competir con eso. Nada iba a ser más potente que eso. También me acuerdo que en la escena del entierro, que fue en cementerio al aire libre en las montañas, lloré mucho de emoción y no de angustia, porque estaba consciente de lo que estaba viviendo en ese mismo momento. En un punto lloraba de agradecimiento, porque estaba cumpliendo un sueño.
Cómo es Agustina como directora?
Ella tenía clarísimo lo que quería. Como directora es muy precisa, muy talentosa y super abierta a las propuestas de los actores, algo que fue muy importante para nosotros para poder investigar y apropiarnos de la historia. También eso nos comprometía a arriesgarnos en un montón de aspectos, y creo que eso quedó reflejado en la película. Agus es una persona maravillosa y de toda esta experiencia me llevo su amor y su amistad.
Cómo surgió que cantes el tema del final?
Eso surgió hace relativamente poco, cuando la película ya estaba casi terminada. Agus nos propuso a Juan Mango -mi novio- y a mí hacer el tema del final, y él lo hizo. Era importante cantarlo juntos, porque durante el rodaje lo único que escuché fue su disco solista, “Papet”, cuando aún no éramos novios.
Es un lindo guiño que la primera canción que suena es “Tu amor” de Charly García. ¿Eso lo sugeriste o ya estaba escrito por Agustina?
Fue una propuesta de ella. Queríamos que fuera Charly, sí o sí. Y a Sole le gustaba, igual que “Matador”.
Y ahora qué sigue? Debe ser muy difícil elegir otro papel.
En un principio fue una sensación de vacío enorme, como de haber dado todo. Pero también está bueno sentir eso; no me gusta tapar las emociones. Y Ahora estoy haciendo música, así que esa parte actoral está reposando un poquito, para uir a otra cosa y meterme de lleno, porque no sé hacerlo de otra manera. Estoy haciendo un disco con dos amigos que son productores, Diego Moretti y Pablo Burstyn. Y si aparece otra cosa que me cope, lo voy a hacer.
Por Marcelo Fernández Bitar