La exploración de los desiertos del mundo, la resistencia extrema, el hecho de compartir una aventura que compromete a atletas de primer nivel así como a amateurs que se esfuerzan por sus resultados. Nosotros descubrimos América hace ya seis años, con ganas, curiosidad e inocencia. La última edición, una de las más selectivas de toda la historia de la competencia, apareció tambien como una de las más sofisticadas, en términos de construcción y de variedad. Aportar a los pilotos y equipajes recorridos que responden precisamente a las necesidades y a las capacidades de sus vehículos, renovar los formatos deportivos proponiendo por ejemplo más etapas maratón… Esta es una gimnasia que se realiza con sutileza y que justamente mantiene la frescura del Dakar al igual que su exigencia. Antes que nadie, los deportistas no se equivocan cuando se trata de aceptar retos. El Dakar se parece al Everest de los deportes mecánicos, y el constructor Peugeot se compromete con la ambición indispensable de conquistar nuevas cumbres, para volver a tener esas sensaciones. En el mismo sentido, los equipos más estructurados al igual que los aventureros solitarios, tienen un cuidado y una aplicación crecientes en la preparación de su gran cita. Respetar el Dakar, ser consiente de su dificultad, es lo que tal vez permitirá terminar este Tour de América del Sur de desiertos y de pistas. Para volver a Buenos Aires dos semanas después de haberla dejado, la humildad se revelará tan valiosa como la fortaleza.
FOTO: Marc van der Aa + Shakedown Team
TEXTO: Etienne Lavigne, Director del Dakar