Juan Martín Del Potro es la única esperanza que nos queda. Digámoslo de una vez. Si él cae, automáticamente los periodistas deportivos van a empezar con las notas “El fin de una era”. Y van a tener razón. Porque después de él, no queda nada.
En Delpo hay un punto de inflexión en el tenis argentino. Él es el límite de la famosa “Legión” compuesta por Nalbandian, Coria, Gaudio, Cañas, Zabaleta, Chela, Puerta. Pero ¿pertenece a una era que está llegando a su fin? ¿O representa el comienzo de otra, que por ahora lo tiene como único exponente? ¿Dónde lo ubicamos a JMDP? Afuera, en un monobloque que cuando está bien, somos felices. Y cuando está lesionado, nos aburrimos. El último parate largo de Del Potro, durante 2010, generó un vacío inédito para los que nos habíamos acostumbrado a ver tenis y seguir a los argentinos en la última década. Las noticias durante ese periodo no fueron muy emocionantes: alguna semi en torneos chicos de Chela o Mónaco, o –más deprimente aun- novedades sobre Berlocq y Zeballos. Hasta que, gracias, el gigante volvió.
Su regreso fue con todo. Triunfos rotundos sobre quien se le pusiera delante. Apabullantes, como ante Verdasco, Soderling o Cilic, todos top 20.
Y sus colegas empezaron a hablar.
Nadal: “El ranking de Juan Martín es mentiroso.”
Nadal (Toni, el tío): “Es uno de los cinco mejores del mundo”.
Djokovic: “Puede ganarle a cualquier jugador en cualquier superficie. Va a terminar el año en el top #5”.
(Lord) Sampras: “Puede ser Número #1”.
Verdasco: “No me dejó chances”.
Soderling: “Lo odio” (esto no lo dijo, sólo lo pensó).
Delpo va. No se agranda. Sabe que no está al 100 por ciento. El retiro ante Nadal en el ATP de Madrid alarma. Su cadera está al límite. Por eso, tampoco olvida. “Son contados con los dedos de la mano la gente que estuvo conmigo cuando estuve mal”, dijo apenas volvió a los triunfos y logró pasar de un triste ranking #485 a un esperanzador puesto #32, con campeonatos en Estoril y Delray Beach incluidos. La frase de JMDP es clara. Lo que está diciendo es “Estoy solo”. Y es así. ¿O acaso hay otro que pueda mantener el tenis argentino en un lugar interesante? Los genios que supimos tener se apagan. Sólo queda uno. Gran Danés.
Conocí a un Gran Danés, llamado Roco (no Sifredi), que era muy parecido a Del Potro. Gigantón, un poco tosco en su andar, pero implacable a la hora de enfrentarse a otros perros. Su dueño se enorgullecía: “Ya inmovilizó a dos Rotweiler, un doberman y varios otros que se le enfrentaron”. Como Del Potro, Roco tenía una potencia y precisión impresionante a la hora del mano a mano. Pero tenía un problema: la cadera.
Llamé a su dueño para preguntarle qué fue lo que detuvo al bueno de Roco. “Displasia de cadera”, me contó. “Eso lo terminó liquidando. Le pasa a muchos perros grandotes”. Pobre Roco. Pobre Juan Martín.
“El dolor era muy fuerte. No estaba para jugar contra Rafa”, justificó Delpo apenas abandonó en Madrid. ¿Qué va a pasar? Fueron nueve meses los que estuvo afuera del circuito en 2010 y las sensaciones en su vuelta se vuelven bipolares. Una emoción-ilusión explosiva cuando se lo ve jugar. Y unas preocupación-tristeza total cuando anuncia que no puede jugar.
El circuito ATP es muy exigente. Alguna vez Marat Safin lo criticó con dureza por ser absurdamente exigente. La competencia, los viajes, el cambio de superficie, Nadal, Federer, Djokovic, el entrenamiento hacen que la presión se sienta fuerte sobre el jugador. Juan Martín tiene un peso extra sobre su espalda. Saber que es lo único que nos queda. Del Potro o muerte.
Su regreso fue con todo. Triunfos rotundos sobre quien se le pusiera delante. Apabullantes, como ante Verdasco, Soderling o Cilic, todos top 20.
Y sus colegas empezaron a hablar.
Nadal: “El ranking de Juan Martín es mentiroso.”
Nadal (Toni, el tío): “Es uno de los cinco mejores del mundo”.
Djokovic: “Puede ganarle a cualquier jugador en cualquier superficie. Va a terminar el año en el top #5”.
(Lord) Sampras: “Puede ser Número #1”.
Verdasco: “No me dejó chances”.
Soderling: “Lo odio” (esto no lo dijo, sólo lo pensó).
Delpo va. No se agranda. Sabe que no está al 100 por ciento. El retiro ante Nadal en el ATP de Madrid alarma. Su cadera está al límite. Por eso, tampoco olvida. “Son contados con los dedos de la mano la gente que estuvo conmigo cuando estuve mal”, dijo apenas volvió a los triunfos y logró pasar de un triste ranking #485 a un esperanzador puesto #32, con campeonatos en Estoril y Delray Beach incluidos. La frase de JMDP es clara. Lo que está diciendo es “Estoy solo”. Y es así. ¿O acaso hay otro que pueda mantener el tenis argentino en un lugar interesante? Los genios que supimos tener se apagan. Sólo queda uno. Gran Danés.
Conocí a un Gran Danés, llamado Roco (no Sifredi), que era muy parecido a Del Potro. Gigantón, un poco tosco en su andar, pero implacable a la hora de enfrentarse a otros perros. Su dueño se enorgullecía: “Ya inmovilizó a dos Rotweiler, un doberman y varios otros que se le enfrentaron”. Como Del Potro, Roco tenía una potencia y precisión impresionante a la hora del mano a mano. Pero tenía un problema: la cadera.
Llamé a su dueño para preguntarle qué fue lo que detuvo al bueno de Roco. “Displasia de cadera”, me contó. “Eso lo terminó liquidando. Le pasa a muchos perros grandotes”. Pobre Roco. Pobre Juan Martín.
“El dolor era muy fuerte. No estaba para jugar contra Rafa”, justificó Delpo apenas abandonó en Madrid. ¿Qué va a pasar? Fueron nueve meses los que estuvo afuera del circuito en 2010 y las sensaciones en su vuelta se vuelven bipolares. Una emoción-ilusión explosiva cuando se lo ve jugar. Y unas preocupación-tristeza total cuando anuncia que no puede jugar.
El circuito ATP es muy exigente. Alguna vez Marat Safin lo criticó con dureza por ser absurdamente exigente. La competencia, los viajes, el cambio de superficie, Nadal, Federer, Djokovic, el entrenamiento hacen que la presión se sienta fuerte sobre el jugador. Juan Martín tiene un peso extra sobre su espalda. Saber que es lo único que nos queda. Del Potro o muerte.
Texto: Juan Frenkel
Delpo con Destroyer Nike mangas de cuero, t-shirt negra con bordado Nike, Jeans Levi´s, Zapatillas Nike , reloj Rolex y celular Sony Ericcson.
Foto: Gabriel Rocca.
Estilismo: Andrés Pastor.
Make up y Pelo: Juan Manuel Cativa para Mala Peluquería.