“JUVENTUD SIN LIMITES” rinde homenaje a una atleta extraordinaria, la hermana Madonna Buder, y a su determinación para desafiar a las concepciones convencionales sobre la edad. Hoy, a los 86 años, completó más de 40 carreras IRONMAN, que cada una comprende de 4 kilómetros de nado, 180 kilómetros en bicicleta y 42 kilómetros de carrera. Su determinación de acero le ha otorgado el apodo de “Iron Nun” (“Monja de Acero”). La historia de la hermana Madonna Buder comienza cuando se decidió a completar su primer mundial de triatlón IRONMAN® en Hawái en el año 1985, cuando tenía 65 años. “Pensé en la línea de meta como la entrada de la línea de meta final, a las puertas del cielo”, recuerda, “eso fue lo que me llevó hasta ahí”.Tan solo siete años atrás, la hermana Buder se había iniciado en el deporte, cuando participó de un taller en la Costa de Oregon dirigido por un sacerdote que decía que correr era una manera de armonizar la mente, el cuerpo y el alma. La hermana Buder llevó este credo al extremo, dándolo todo en el deporte antes de descubrir la variedad del triatlón. “Esa fue la salvación”, declara. Su resistencia física la atribuye a escuchar a su cuerpo y a mantener una mentalidad positiva. A los 75, la monja estadounidense se convirtió en la mujer de mayor edad en completar el triatlón IRONMAN. A los 82 años, logró un récord mundial como la competidora de mayor edad en un triatlón IRONMAN. A lo largo del camino, ha tenido algunos contratiempos –perder una carrera por solo unos segundos, fracturas múltiples, problemas con los trajes de neoprene- pero, ella proclama: “El único fracaso es no intentar, porque el esfuerzo en sí es un éxito”. “Uno lleva su actitud con uno”, dice Buder. “O lo logras o te autodestruís. Si uno piensa en positivo, hasta se puede convertir algo negativo en positivo”. Junto con esta guía espiritual, ella imparte un consejo simple y fácil de aplicar a los atletas más jóvenes: “Con un paso a la vez se corre una maratón”.