El stand de AA2000 tributo a Kemble en ArteBA y una nota con Julieta Kemble, la hija del artista que no te podes perder.
Qué se siente ser la hija de un artista tan emblemático de la pintura informalista como Kemble?
Orgullo inmenso, tomar conciencia que recibí un legado que no sólo me pertenece a mí sino a la historia del arte argentino, por lo tanto una obligación de ocuparme del tema.
Cómo surge el proyecto Kemble y qué es exactamente?
A partir de una charla con uno de los historiadores más importantes de Latinoamérica, Justo Pastor Mellado, y la necesidad de hacer conocer otras facetas de Kemble que son tan interesantes como su obra pictórica y su escritura. Así surgió la publicación de dos libros, uno con sus críticas en el Buenos Aires Herald durante los ´60 y el otro con sus escritos sobre arte, filosofía, pensamientos y puteadas. Por otro lado, mi padre se reía del encasillamiento que se le hacía como pintor informalista. Contaba una leyenda que convirtió en frase repetitiva: “Se dice de Lineo, que al encontrar un insecto al cual estudió, analizó y luego de intentar clasificarlo dentro de alguno de los parámetros de clasificación ya preexistentes, se dió cuenta que no podía encajar en ninguno de ellos, por lo cual procedió a aplastarlo con el pie dando fin al conflicto”.
Cómo fue la fusión que dió resultado al stand en arteBA de Aeropuertos 2000 homenaje a Kemble?
Yo fui a AA2000 a plantearles el proyecto y ellos me propusieron, a los días de esa reunión, participar en su espacio y ahí comenzamos a trabajar. Fue una experiencia fabulosa porque Jorge Lukowsky resultó ser una persona que escucha, además de hacerme propuestas muy interesantes.
Cómo era tu relación con Kenneth?
Mi relación con él era muy fuerte, era única hija, de un padre grande. Me fui a vivir sola en plena adolescencia, era genial porque tenía una libertad increíble. Siempre mis padres estuvieron pendientes de mí, pero dándome muchísima libertad, y eso generó que sea una chica con mucha responsabilidad.
La gente se sorprendería si supiera que…
Que a veces me voy sola a lugares remotos del mundo, o que me he leído de punta a punta El Capital, de Karl Marx.
Orgullo inmenso, tomar conciencia que recibí un legado que no sólo me pertenece a mí sino a la historia del arte argentino, por lo tanto una obligación de ocuparme del tema.
Cómo surge el proyecto Kemble y qué es exactamente?
A partir de una charla con uno de los historiadores más importantes de Latinoamérica, Justo Pastor Mellado, y la necesidad de hacer conocer otras facetas de Kemble que son tan interesantes como su obra pictórica y su escritura. Así surgió la publicación de dos libros, uno con sus críticas en el Buenos Aires Herald durante los ´60 y el otro con sus escritos sobre arte, filosofía, pensamientos y puteadas. Por otro lado, mi padre se reía del encasillamiento que se le hacía como pintor informalista. Contaba una leyenda que convirtió en frase repetitiva: “Se dice de Lineo, que al encontrar un insecto al cual estudió, analizó y luego de intentar clasificarlo dentro de alguno de los parámetros de clasificación ya preexistentes, se dió cuenta que no podía encajar en ninguno de ellos, por lo cual procedió a aplastarlo con el pie dando fin al conflicto”.
Cómo fue la fusión que dió resultado al stand en arteBA de Aeropuertos 2000 homenaje a Kemble?
Yo fui a AA2000 a plantearles el proyecto y ellos me propusieron, a los días de esa reunión, participar en su espacio y ahí comenzamos a trabajar. Fue una experiencia fabulosa porque Jorge Lukowsky resultó ser una persona que escucha, además de hacerme propuestas muy interesantes.
Cómo era tu relación con Kenneth?
Mi relación con él era muy fuerte, era única hija, de un padre grande. Me fui a vivir sola en plena adolescencia, era genial porque tenía una libertad increíble. Siempre mis padres estuvieron pendientes de mí, pero dándome muchísima libertad, y eso generó que sea una chica con mucha responsabilidad.
La gente se sorprendería si supiera que…
Que a veces me voy sola a lugares remotos del mundo, o que me he leído de punta a punta El Capital, de Karl Marx.