Alfredo Guzmán e Isaac Perelman, galeristas argentinos en Miami, repasan los 18 años de Dot Fiftyone, los desafíos en un mundo de cambios y su aporte a la escena local.
Quisiera empezar por los orígenes. ¿Cómo se gestó el proyecto de la galería y por qué eligieron Miami?
Isaac Perelman: Fundamos Dot Fiftyone Gallery en el 2002. Yo venía de trabajar en Marketing en Los Angeles y Alfredo, a quien conocía de Argentina, estaba en Miami con emprendimientos. La ciudad todavía no tenía galerías de arte contemporáneo y en ese momento aún no se hacía la edición de Art Basel acá. Vimos un potencial impresionante y abrimos una galería en el incipiente barrio de Wynwood Art District. El espacio acompañó el crecimiento exponencial del distrito y sumó a su programación un conjunto de proyectos. Pero el barrio cambió y en 2016 nos mudamos a nuestra actual sede.
Alfredo Guzmán: Era muy diferente a lo que se transformó hoy en día. En ese momento se formaron las asociaciones que agrupaban a los art dealer y las nuevas galerías de arte del barrio. Fuimos parte de esa movida por 14 años, hasta que Wynwood se transformó en otra cosa. El circuito interesante del arte -siempre primero los artistas y luego las galerías- se movió unas cuadras más al norte, a Little Haiti. Ahí nos instalamos y es un foco de interés clave para la comunidad local y el público visita la ciudad.
¿Cómo se adaptaron a los cambios de la ciudad?
AG: Es necesario tener mucha flexibilidad y enfoque, para cambiar sin sacrificar el estándar de calidad. En un principio, el esquema del arte permitía ser menos estructurados en la forma de encarar el proyecto artístico y económico. A medida que avanzamos y fuimos creciendo, tuvimos que ir adaptándonos a las reglas de juego de los grandes jugadores.
IP: Miami cambió muchísimo. Ahora hay museos de arte contemporáneo como el PAMM (Pérez Art Museum of Miami) y el Institute of Contemporary Art (ICA) y residencias como Oolite Arts o Fountainhead, además de agentes del arte como artistas y curadores de todo el mundo que eligieron Miami como lugar para trabajar. También somos varias galerías dedicadas exclusivamente al arte contemporáneo y eso cambió la escena del arte local. Si bien en el mes de diciembre suceden muchas ferias internacionales y Miami es uno de los polos de circulación de arte global, lo más interesante sucede durante el año.
¿Cómo es el coleccionismo en Miami?
AG: Por un lado, existe un grupo de coleccionistas significativo que viven en Miami y visita las galerías. Por otro, hay grandes coleccionistas que visitan la ciudad una o más veces en el año y están atentos a la escena local. Hay cada vez más coleccionismo inclinado en comprar artistas locales o apoyar la programación de galerías de Miami.
IG: Al estar hace casi dos décadas en el mercado, nuestros artistas forman parte de importantes colecciones, como las del Museo de Arte de Boston o el PAMM, así como de colecciones privadas como las de Jorge Pérez, Alan Faena, Amalia Amoedo, Sayago Pardon, Colección Tanya Capriles Brillembourg, The Alfond Collection y JoAnn Gonzalez Hickey Collection. También se pueden ver en otros espacios, como los edificios de Related Group en Buenos Aires, Brasil y Estados Unidos, el Faena Hotel Miami Beach y los cruceros de Royal Caribbean.
¿Cuál es su vínculo con la escena del arte argentino?
AG: Desde el comienzo trabajamos en Dot Fiftyone con artistas de Argentina. Representamos en Miami el trabajo de Jorge Miño, Gachi Hasper, Juan José Cambre, Hernán Cédola, Gian Paolo Minelli, Celina Juré y Martín Mele. Incluso a comienzos de este año fuimos a Zona Maco, en México, con obras de Cambre y Hasper y nos fue muy bien. La escena en Argentina es muy rica y respetada en el mundo. A nosotros nos da mucha satisfacción dar más visibilidad a los artistas en Estados Unidos y apoyarlos para que formen parte de colecciones internacionales. A veces hay cruces interesantes. Por ejemplo, hace unos meses el grupo Related adquirió obras de Miño para los espacios comunes de uno de los nuevos edificios en Buenos Aires y de Hasper para un edificio en Brasil.
IP: Nuestra conexión con el arte argentino también es desde el coleccionismo. Muchos argentinos confían en nuestra programación y nos visitan la galería cuando vienen para la feria o de vacaciones. Además, somos un grupo de tres argentinos que conformamos la galería: nosotros como fundadores y co-directores y Verónica Flom, nuestra curadora que se incorporó hace casi dos años.
¿Qué es lo que más les entusiasma de su trabajo?
IP: Lo que nos entusiasma y nos motiva a seguir son los artistas. Ellos le dan sentido a nuestra tarea de galeristas. Además de los artistas argentinos, trabajamos con artistas locales como Gonzalo Fuenmayor y Anastasia Samoylova, y otros repartidos en el mundo, como Omar Barquet, Marcos Castro, Raquel Schwartz, Sybille Pasche, Leslie Gabaldón, Pepe López y Jorge Cabieses, entre otros.
AG: El arte tiene un sentido de comunidad, de diálogo y cooperación que se ha perdido en otros ámbitos.
¿Cuáles son los desafíos en este nuevo mundo?
AG: En medio de la pandemia del COVID-19 y con un momento de mayor consciencia de las desigualdades en el sistema global, es un tiempo para ser reflexivos, solidarios y más conscientes. Y su vez, para transformarse: las crisis o los obstáculos son muchas veces suelen ser oportunidades.
IP: Durante estos meses de cuarentena, la galería se volvió muy virtual, con muestras online y una programación activa en Artsy. Lo positivo, sin embargo, es que ahora que todos tuvimos que “digitalizarnos”, hay una mayor transparencia en los precios del arte. Creo que hay mucha opacidad todavía en el mercado y el hecho de que se hagan visibles los precios, es una forma de educar y derribar prejuicios. Esperamos de a poco retomar el contacto con la obra, con lo tangible y con la experiencia en persona. En esta senda, Dot Fiftyone se abre a estos inciertos nuevos tiempos con optimismo y un compromiso intacto.