Miley Cyrus x Juan Barletta

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Juan Barletta plantea su obra desde una mirada desde el ideal de belleza publicitaria que el sistema mercantilista contemporáneo nos impone, donde sólo lo “fotogénico”, como nos lo muestran los medios de comunicación, merece nuestras miradas, a la vez que invaden y estimulan nuestra percepción de la realidad.

“Des-personifico” al individuo para convertirlo en un producto deseable. Mi arte constituye un modo de mostrar el parecido de las cosas, de mostrar cómo, en la cosmología del apetito, las cosas con “buen gusto” no son tan distintas. No hago arte sobre una temática, sino sobre lo que consumimos y deseamos. El aspecto de mis retratos resulta de la analogía que establezco entre nuestro gusto por las bellas artes y nuestro deseo por la comida o atracción por el otro. Tomo prestada la imagen de alguien para un lienzo, a modo de ícono de su aura, de recordatorio de algo que jamás podremos tener. Aunque tal vez nunca poseamos lo que deseamos, podemos poseer el rastro físico que nos gusta de ese deseo, para recordar la materia con que se hacen los sueños. La mujer siempre ha ocupado un lugar central de mi deseo. Encuentro en su belleza estética, una atracción suprema que excede el deseo sexual, la mujer para mi es una obra de arte en sí misma. En mi obra las comparo con un producto que incita nuestro deseo de consumirlas, literalmente. La combinación de colores los asocio a productos que podemos encontrar en una tienda de dulces, helados, etc. Tienen labios gelatinosos, los rostros son brillantes como el caramelo, el cabello les chorrea con una consistencia densa y espesa, como una suerte de crema, merengue o tal vez goma de mascar… no lo sé, pero tampoco importa, simplemente intento provocar en el espectador un deseo de consumo y belleza, una suerte de ambigüedad y paralelismo entre individuo – producto.

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